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Protesta por un trabajo y una vivienda digna.

martes, noviembre 11, 2008

Nissan de Barcelona y Nissan de Madrid

Los trabajadores de Nissan Barcelona radicalizan sus protestas. Nissan Madrid desapareció hace varios años.
Quizás el final sea el mismo, con unos años de diferencia; la imposibilidad de luchar contra la globalización económica es una realidad, pero siempre se pueden conseguir cosas protestando, y mejor si es con la ayuda de las administraciones.Cuando Nissan decidió vender las instalaciones de su empresa en Madrid, Esperanza Aguirre dijo que ella no se metía en esos asuntos, y dejó que desapareciera una empresa que llevaba décadas en la capital (absorvió a Ebro y a Motor Ibérica, donde el sindicalista Marcelino Camacho protagonizó una épica protesta) con miles de trabajadores que tuvieron que decidir entre marchar a las fábricas de Barcelona o Ávila o sencillamente recibir la indemnización e ir al paro. También estaban los que trabajaban indirectamente para la factoría, y que tuvieron que abandonar sus negocios.Se priorizó la contrucción de pisos (base de la economía del Madrid neoliberal, y ahora en crisis total) por la industria. Era el pan para hoy y hambre para mañana que tanto ejecuta la derecha, con cierres y privatizaciones que sanean las cuentas ahora pero ennegrecen el futuro a largo plazo.En Cataluña, con unos sindicatos menos sumisos, se luchó y se sigue luchando, igual que en otras fábricas como Seat, y se han evitado muchos más despidos de los que los directivos japoneses o alemanes han planeado.
Por eso hay que plantearse que el tejido industrial catalán no es debido únicamente a su espírito emprendedor, sino a una concienciación de que la industria no debe desaparecer cuando no hay beneficios, y la ayuda de las instituciones que en su momento ayudaron a atraer ese capital con beneficios pagados por todos.
Alguien puede alegar que Madrid es ahora más potencia que Cataluña, pero se trata de una potencia de pies de barro, basada en una industria de servicios dependiente de su condición de capital, y con andamios que se desmoronan, algo que todos sabíamos que iba a ocurrir tarde o temprano.
Ah, y para evitar discusiones nacionalistas sin sentido, aclaro que el que escribe esto, es de Madrid, a pesar de todo.